Al fin se ha decidido aplicar el artículo 155 de la Constitución y frente a la lamentable, lacrimógena y patética reacción de Puigdemont y sus prosélitos, se percibe un sentimiento de euforia y alegría en la mayoría de los catalanes – los grandes sufridores de esta larga pesadilla- y en el resto de españoles. Está bien saborear durante unos instantes la victoria de la batalla, pero sin olvidar que todavía estamos en guerra. Porque la guerra va a ser larga y dura, y querremos tirar la toalla mil veces, pero no nos lo podemos permitir.
Dos factores fundamentales nos han traído hasta aquí. El discurso del Rey, en el que no se pronunció la palabra diálogo, en el que quedó claro que no había lugar a la componenda frente a la sedición y que tuvo un efecto balsámico y revitalizador en los catalanes que, por primera vez, supieron que no estaban abandonados. Leer más “España no quiere dejar de ser. Por Carmen Álvarez.”