Los extremísimos. Por @capicua_Mca


«Su problema son sus propios votantes, que tras su “asalto” al poder, han podido comprobar que nada ha cambiado a mejor, que las chochocharlas, los talleres para desconstruir la masculinidad tóxica o el sangrado libre no han mejorado su vida ni un ápice».

Los de la extremísima izquierda española, a la que se ha unido el PSOE de Sánchez, se hacen cruces con el auge de un partido “fascista” y “anti constitucional”. Incluso Ciudadanos, situado siempre en ese limbo para que no sepamos nunca dónde están, arruga la nariz y evita aparecer en la foto.

Andan inquietos y echando espumarajos por la boca, preguntándose cómo ha podido pasar semejante atrocidad. Echenique y Errejón, en un acto sin precedentes, abrazan la bandera que hasta hace poco despreciaban, porque empiezan a entender que a muchos nos cuesta odiar nuestro país, nuestras costumbres, a nosotros mismos. Han basado su estrategia en crear odio y tensión sin tener en cuenta que éste desgasta mucho y, aunque entretiene un ratito, la gente se cansa de odiar todo, todo el rato.

Nos han insistido desde la izquierda radical, que España es un país que merece ser odiado por ser racista, homófobo, machista, fascista, cristiano. Por ser un país donde las mujeres estamos rodeadas por potenciales violadores y asesinos, claro. Un país en el que, según ellos,no tenemos oportunidad de progresar en nuestros campos de trabajo y en la sociedad. Odiar, o eso creían ellos, une mucho. Pero, ay, la realidad es terca. Y, a pesar, de tenernos asediados por sus medios afines (la propaganda siempre la han manejado bien), los españoles no somos tan tontos.

Sabemos, y nos lo reconocen en el extranjero, que la nuestra es una de las pocas democracias plenas en el mundo; que España es un país donde es más fácil que en la mayoría ser mujer, homosexual e inmigrante, o sea, persona; que vivimos en un país en el que podemos expresar y defender nuestras ideas sin ser perseguidos, o por lo menos lo era hasta que llegaron ellos. Su problema, ahora, no son sus contrarios ideológicos, que les vimos el plumaje desde el primer momento.

Su problema son sus propios votantes, que tras su “asalto” al poder, han podido comprobar que nada ha cambiado a mejor, que las chocho charlas, los talleres para desconstruir la masculinidad tóxica o el sangrado libre no han mejorado su vida ni un ápice. En realidad, han podido constatar que sus líderes políticos sí han mejorado enormemente, de Vallecas a Galapagar, refugiados de los problemas de la España real dentro de los muros de su fortaleza, pero sin resolver ninguno de los problemas reales de la mayoría de la gente a la que decían representar.

Han creado lobbies, asociaciones financiadas por el dinero de todos para minorías pero se han olvidado que la mayoría necesita otras cosas: trabajo, seguridad en su entorno, pagar facturas e hipotecas. En fin, lo normal. Les sorprende que la gente quiera un cambio político, otro tipo de gestión que traiga trabajo y prosperidad. Y lo encuentran profundamente anti democrático. La democracia solo es democracia cuando ganan ellos. Pero claro, ¡sorpresa!, los fascistas somos los demás. Culpan a unos y a otros de este ascenso de Vox y de su propio descenso, sin darse cuenta que los han traído ellos, abriéndoles las puertas de par en par, porque España, un país con mucho aguante, se ha hartado de tanta sandez.

Autor: carmenalvarezvela

Abrí este blog para hablar de España y conforme ha pasado el tiempo, algunos amigos mucho más cualificados que yo colaboran para expresar nuestra común preocupación por los males que nos aquejan como nación. Otros participan escribiendo sobre música, cine, literatura, historia ... Debería cambiar el nombre del blog, "No me resigno", como mínimo por "No nos resignamos", ya veremos. Mi amigo Emmanuel M. Alcocer me dijo una vez que el peor error es el error de perderlo todo por no haber hecho nada. Pues ahí estamos, intentando hacer algo.

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